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jueves, 1 de marzo de 2018

Dar y recibir amor

lactancia-materna 
 Por: Olga Álvarez Suárez
No existe momento más gratificante en la vida de una mujer que lactar a su bebé, arropándolo en sus brazos y proporcionarle la leche materna. La lactancia es un período de la vida en el que la madre ofrece al recién nacido un alimento adecuado a sus necesidades.
La leche materna, no sólo es considerada por su composición sino también por el aspecto emocional que se establece entre la madre y su bebé. Ningún otro alimento puede sustituir la leche materna. Los bebés alimentados con esta leche contraen menos enfermedades y están mejor nutridos que los que reciben otros alimentos con biberón.


Se estima que la alimentación exclusiva con leche materna durante los seis primeros meses de vida, evita alrededor de un millón y medio de muertes infantiles al año. Durante los primeros tres días después del parto, el pecho de la madre produce un líquido de color amarillento que se conoce como calostro, rico en vitamina A, contiene anticuerpos de vital importancia, además protege al recién nacido contra las infecciones, las alergias y ayuda a madurar el intestino. Esta forma de alimentación evita el estreñimiento, se encuentra a temperatura adecuada y tiene la cantidad de agua necesaria. Los adultos que recibieron lactancia materna en la infancia suelen tener menor tensión arterial y menores concentraciones de colesterol, así como menores tasas de sobrepeso, obesidad y diabetes de tipo 2.

Este acto tan íntimo entre la madre y el niño tiene muchas ventajas: favorece el vínculo afectivo entre madre e hijo, ayuda a retrasar un nuevo embarazo, siempre está disponible y a la temperatura ideal, no necesita preparación, disminuye el sangrado transvaginal, ya que ayuda a la evolución uterina.

Cuando un bebé toma pecho no sólo se alimenta y satisface su sed, sino que además, recibe el calor de su mamá, se siente querido y protegido y desarrolla con ella el apego y una comunicación que va más allá de las palabras. Fortalece su sistema inmune, es decir se protege de enfermedades como la diarrea, meningitis, otitis e infecciones respiratorias. Favorece el desarrollo de su inteligencia, pues los ácidos grasos omega 3 que contiene la leche actúan sobre el sistema nervioso central. Reduce su exposición a tratamientos futuros de ortodoncia, a diferencia de los niños que se alimentan con mamadera.

La lactancia ayuda a la mamá pues les ayuda a reducir el peso acumulado durante el embarazo, previene el cáncer mamario y de ovarios y retrae su útero. La familia también obtiene beneficios de la lactancia materna: optimiza su presupuesto, refuerza los lazos afectivos y previene el maltrato infantil.

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