Desde el triunfo de la Revolución, en 1959,
las mujeres en Cuba no han dejado de protagonizar cada espacio de
emprendimiento y desarrollo, tampoco de crear oportunidades para su crecimiento
personal. Respaldadas por la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), ellas se
desempeñan y lideran importantes y decisorios sectores en el país.
Nuestros logros alcanzados hoy por las cubanas se ven como algo normal,
pero al principio la compañera Vilma Espín, debió desplegar una ardua faena
para crear las bases y consolidar la organización que aglutinó y potenció los
éxitos actuales de las mujeres que siempre fueron apoyados por la voluntad
política del Estado revolucionario.
Hay que continuar, aún debemos fortalecer el
trabajo en las comunidades y ampliar los espacios de diálogo con las federadas,
se hace necesario vínculo barrio-familia
donde confluyen diferentes grupos etarios, y resulta favorable para el
intercambio de inquietudes y sugerencias.
Se impone continuar trabajando con las mujeres en la sensibilización
sobre temas que abordan asuntos relacionados con el desempeño adecuado de la
familia como pilar fundamental de la sociedad que queremos, con sus derechos,
la salud, la educación, la formación de valores, la lucha contra la violencia
hacia las mujeres y las niñas y la violencia que, en sentido general, se
aprecia en la actuación de algunas personas y que se reproduce en materiales
audiovisuales, a los que estamos expuestos en la cotidianidad y requieren un
enfrentamiento enérgico por todas y todos.
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