El
maltrato al entorno y a la propiedad social, así como las conductas impropias
en lugares públicos, forman parte de los temas que se debaten a diario en
cualquier espacio. La verdad es que aflora un sentimiento de angustia y
preocupación extrema por la destrucción de nuestro patrimonio, que se acentúa
cada vez más.
Es
doloroso ver cómo personas insensibles se dedican a destruir estos lugares y no
se levanta una mano para arremeter contra los infractores y así contribuir a la
educación en pos de salvaguardar parte de la historia que vivimos.
Urge
poner fin a estas conductas inadecuadas que empañan la imagen del proyecto
social, luchar contra las indisciplinas sociales se torna imprescindible
en una sociedad donde se aprecia, con frecuencia, con cuanta alevosía arrancan
y destruyen lo que por derecho pertenece a todos.
Apostamos
hoy por la necesidad de cuidar y preservar nuestros parques y lo que les rodea.
Reflexionar sobre el tema y combatir sin tregua estas indolencias que deslucen
nuestra ciudad es tarea de cada ciudadano.
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