Aunque casi está por finalizar el curso, mi comentario
es válido y será bueno reflexionar con él a inicios del próximo período
lectivo.
Hoy padres e hijos enfrentan a una batalla sin cuartel:
las tareas, las cuales para unos, son el aprendizaje perfecto, para otros, un
castigo.
Muchos estudiantes desde su incorporación a la escuela
muestran una actitud disciplinada para realizar por sí mismos la tarea, otros,
en cambio, necesitan que se les obligue a hacerla. El mayor valor de los
deberes recae en los padres.
Los pequeños a través de su formación adquieren los
valores que los progenitores les inculcan, ya sean el facilismo o la
dedicación. Depende de lo que les enseñemos y su desenvolvimiento en la
escuela, elementos claves para el éxito en sus estudios.
Aprovechar cada momento de las clases y realizar las
tareas conduce a una mejor preparación de los alumnos y con ello, un tránsito
por la vida más seguro.
Son los padres los responsables de que los niños realizan
la tarea en el hogar y no pueden decaer en el control y seguimiento de los
deberes escolares.
La elección no es difícil, por un lado la ignorancia y
del otro el conocimiento. La vía seleccionada, determinará el futuro de
nuestros hijos.
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