Hay tela por donde cortar, es decir, son muchos los temas que se debaten en este evento que aglutina a personalidades de la cultura en todo el país.
Nuestros artistas todos ponen ojo avizor en la formación de valores espirituales de la nación, la contribución a la educación ciudadana, el enfrentamiento a la banalidad y el mercantilismo.
Abogo por el perfeccionamiento y fortalecimiento del trabajo comunitario, que tanta falta hace, defiendo la cultura popular y sé que nuestros delegados, como vanguardias y tesoreros de nuestra cultura, lo harán también.
Son muchas las preocupaciones y planteamientos que se hacen y tendrán mucho que decir. Los afiliados a la UNEAC tienen un sus manos una poderosa arma que salen de sus manos y es la creación, que se vierte en música, obras plásticas, escrituras, bailes y actuación, todos ellos atadas a la espiritualidad y el deseo de entregar arte a toda costa.
Son varios los objetivos que se traza la UNEAC: estimular, proteger y defender la creación intelectual y artística. Reconocer la más amplia libertad de creación, rechazar y combatir toda actividad contraria a los principios de la Revolución, favorecer el estudio, la valoración crítica y difusión, tanto nacional como internacional, de las obras representativas de la cultura cubana, contribuir a la preservación y difusión de los valores intelectuales y artísticos del pueblo cubano y a lo más representativo de las culturas de los pueblos del mundo, participar en la defensa de la humanidad, de la diversidad cultural, de la integración latinoamericana y caribeña y luchar contra la canalización y mercantilización de la cultura y el arte.Son objetivos puntales que expresan a la cultura como escudo de la nación.
Este congreso debe reflejar la vanguardia sólida de la intelectualidad de nuestro país mediante el diálogo abierto, franco, crítico y así será.
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