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martes, 13 de octubre de 2015

Difícil examen



Un punto de recogida de personal sin inspectores es el examen de conciencia más difícil que puede enfrentar un chofer estatal. A esa hora se demuestra cuál de ellos recoge pasajeros por obligación y quién por sensibilidad. Para comprobarlo bastan 5 minutos.
Un ejemplo de ello es: a las 12 y 40 p.m. comienza una ligera llovizna y los funcionarios del transporte se van a resguardarse, La mayoría de los viajeros se quedan bajo un árbol que los cubre o en la parada  y entonces sucede que aparece un desfile de carros, acostumbrados al rigor de los inspectores populares, si bien disminuían velocidad antes de llegar al lugar, al percatarse de que no están por la llovizna aceleran nuevamente, y... ¡ojos que te vieron ir...!
 
En verdad la historia tiene de todo un poco, están los choferes que siguen de lado y hacen un gesto grosero con el dedo del medio, también  desfilan- y esto si que me preocupan- directivos manejando ellos o sus choferes, estos generalmente vienen de una reunión importantísima donde ellos plantean miles de tareas a cumplimentar cuando, como,  sin embargo, salen en sus carros, o sea en el carro del estado, muy apurados por cierto, y no paran, esta última imagen es contradictoria ¿no les parece?

Pocos conductores aprueban ese especie examen de honestidad individual, el noble gesto de parar bajo la lluvia o el sol, con inspector o no, demuestra que se está convirtiendo en excepción lo que debería ser regla.

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