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miércoles, 11 de marzo de 2015

Una sonrisa para el cliente

Aboguemos por un mejor servicio

Mi comentario comienza con una sencilla historia: hace días pedí un jugo de tamarindo en un centro comercial ubicado en Güira de Melena y el dependiente me sirvió amablemente.

 A mitad del vaso decido pedir más pues estaba exquisito y me puse a pensar si me alcanzaba el dinero, por suerte sí podía. El joven al ver que el vaso seguía con medio jugo, me preguntó: ¿no le gustó? ¿qué me recomienda? Le contesté que quería otro más. Él sonriente me respondió: siempre cuestiono, acepto sugerencias, me place que el cliente salga satisfecho y aquí me detengo, eso se llama cultura del servicio, amigos míos.
¿Cuántos hay así? no lo sé, lo cierto es que esto es un principio de respeto que también los cuentapropistas deben asumir además de trabajar incansablemente, velar por la satisfacción del cliente y esto se ajusta para todos: peluquería, carretilleros, para los que venden ropa, bisutería, en los restaurantes, en fin, en cualquier lugar.
La apertura a tiempo, el trato afable, la explicación oportuna, además de la calidad del producto debe ser una condición indispensable para estos trabajadores, pues de este modo aseguran la venta de sus productos y la permanencia de los clientes. Los trabajadores por cuenta propia aún cuando su trabajo sea privado, como decimos en nuestro argot popular, le dan al cliente una sonrisa de primera.

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